Me gusta mirar a la
gente.
No es que me guste
mirarla.
Es, simplemente, que
soy
como los gatos.
Miro
cualquier cosa que se
mueva.
A veces, pocas,
sonrío.
Otras, algunas más,
sonrío
pero menos, mucho menos.
Pero casi, casi siempre
siento
algo parecido al
espanto.
Voy a comenzar a
mirar
pájaros y edificios.
Tal vez
vaya a ser menos divertido
pero
al menos no me voy a
sentir
tantas veces reflejada.
miércoles, 2 de enero de 2008
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