sábado, 5 de enero de 2008

Viernes a la noche en San Telmo. Ohh well.

Anoche fuimos con Cristal al Seddon de Chile y Defensa. No es demasiado barato, pero queda cerca de casa y por que, por lo general, la gente que concurre, además de onda, nació, como mínimo, en la década del setenta. Este comentario puede parecer arbitrario, y tal vez lo sea, pero resulta que a mi amiga y a mí no nos caben los fieritas ni los oscuros ni los heavy ni los conchetos ni los intelectualoides ni prácticamente nada que no sea un tipo piola que desde su mesa nos sonría y espere a ver como reaccionamos. No es difícil que respondamos positivamente. Con que sea un ser humano nos alcanza. Y a ese lugar van, por lo general, seres normales. Y anoche dos ejemplares nos sonrieron y nosotras también les sonreimos. Y se acercaron y a continuación charlamos hasta las cinco de la mañana de cine, de libros, de la vida. Y en ningún momento se babearon ni se hicieron los pistolas ni intentaron vendernos un modelo de sommier que conocieron recientemente en el telo de Huergo y Cochabamba. Fueron cuatro horas de charla tranqui donde nadie pretendió encandilar a nadie. Nos pasamos los teléfonos, pagamos lo consumido y nos fuimos, ellos por su lado y Cristal y yo por el nuestro. Vinimos a dormir a casa y recién, al despertarnos, nos sonreímos. Quien sabe. Es posible que alguna de estas noches volvamos a dormir acá, pero algo más incómodas y con una mueca de intensa alegría en nuestras caras. ¿O no?

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