lunes, 24 de diciembre de 2007

Alguna vez fuiste mio. Pero fuiste.


En aquel momento
aciago
de mi vida
fuiste mío, primor.
Por Dios.
Recuerdo borracheras
de ginebra.
Fumadas de prensado
paraguayo.
Babeantes amistades
unineuronales.
Sábados de sexo
en habitaciones heladas
sobre colchones
chatos como panqueques.
Cuatro minutos y...
poderosos ronquidos
posteriores.
Ay, primor.
En aquel momento
aciago
de mi vida fuiste mío.
Por Dios.

No hay comentarios: